¿Habrá en nuestra iglesia falsas creencias? ¿Tendremos en medio nuestro a falsos maestros que no nosenseñan la verdad?
Vayamos a las tres breves epístolas encontradas a fines del Nuevo Testamento. Veremos allí la
preocupación de dos de los fieles apóstoles de Jesucristo por la pureza de la fe. Repasemos lo que nos piden, y revisemos lo que nos enseñan para ver si somos seguidores fieles de nuestro Señor Jesucristo y su Santa Palabra, o si nos estamos desviando de la verdadera fe.
Juan, el autor de 2 Juan
Es uno de los doce discípulos. Ya un anciano, escribe a la "señora elegida”[esposa del Cordero] y a “sus hijos"—es decir, a la Iglesia y sus miembros (la Iglesia siempre es abordada en el género femenino, porque ella es la novia de Cristo). El propósito de la carta es advertir a los creyentes a ser fieles a la sana doctrina y advertirles contra los falsos maestros. Aprenderemos que debemos cuidarnos de los falsos maestros, puesto que ellos nos harán perder nuestra pureza espiritual para hacernos partícipes de sus equivocadas enseñanzas.
En esta breve carta Juan le recuerda a la Iglesia que Dios nos manda a amarnos unos a otros. Es decir,porque amamos a nuestros hermanos queremos protegerles del error. Hacer nada en contra de la falsa enseñanza y los falsos maestros es una muestra que no amamos a nuestros hermanos. Pensemos bien en lo que dice: "El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros: Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
Permaneced en la doctrina de Cristo. Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio. Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne.
Vayamos ahora a 3 Juan
El vigésimo quinto libro del Nuevo Testamento, que contiene solo un capítulo.Veremos cómo hemos de mostrar ese amor que defiende la verdad. Juan le escribe a un hombre llamado Gayo, un escrito para él y para la iglesia con la que estaba conectado. No hay forma de determinar quién era este hombre, ya que la Biblia no da más información sobre él. Las verdades de la carta, sin embargo, son aplicables a todos los creyentes. El propósito de la carta es felicitar a Gayo y Demetrio por su testimonio de fidelidad a la verdad cristiana y para reprobar el comportamiento de un tal Diótrefes.
Del libro aprendemos que nuestras vidas son ejemplos para bien o para mal a la gente que nos rodea. En esta carta Juan subraya la importancia de permanecer en la verdad y alejarnos de las cosas que están reprobadas. "El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu verdad, de cómo andas en la verdad. No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 1-4).
Entonces —luego de alegrarse de que Gayo anda en la verdad— se dirige al que anda en error, al egocéntrico Diótrefes, que por su falta de amor y espíritu iracundo trae malestar y confusión a la iglesia (en la iglesia que pastorea Diótrefes no hay amor, aquello que es central al evangelio y que da evidencia que la iglesia anda en la verdad). Dice:
"Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace [Diótrefes] parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia. Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios.
Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero” (3 Juan 10-12).
A veces nos equivocamos al pensar que “amar” es sinónimo de “ceguedad” —que no se ve mal en nadie. Observemos como Juan, el llamado “apóstol del amor”, muestra su amor en esta carta. Confronta a Diótrefes, al maestro falso que está trayendo división a la iglesia, y públicamente lo condena. Busquemos la definición correcta del amor.
- Amor es proteger al amado de todo lo malo que podría sobrecogerlo.
- Amor es señalarle a la amada a dónde están los peligros.
- Amor es defender al amado de todo aquello que quiere hacerle daño.
- Amor es resistir a todo aquello que pudiera perjudicar al amado, etc.
Un amor falso, que da lugar a lo que destruye a la iglesia y no lo condena, no es el “amor” de que habla la Biblia.
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos,que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”.
- ¿Habrá ocurrido tal tipo de incursión en nuestra iglesia?
- ¿Cómo saberlo?
- ¿Cómo descubrirlo?
- ¿Qué hacer con los falsos maestros una vez que los descubrimos?
Es a ese tipo de acción nos llama el apóstol, ya que lo más precioso que tenemos en la iglesia es la doctrina de nuestra salvación encerrada en Jesucristo. Si no somos claros en lo que es el evangelio, en cómo somos perdonados de nuestros pecados, en lo que logró Jesucristo a favor nuestro, perdemos no solo el camino a Dios, pero también el mismo fin y propósito de la Iglesia.
Hay unas ideas superficiales y engañosas que se promueven hoy en nuestras iglesias por algunos quese han sumado a aquellos que:
1.-minimizan y rechazan a Jesús de Nazaret como Dios,2.-niegan que él es nuestro único Salvador.
Shalom
Enrique G.
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