7 de diciembre de 2009

Vengan y Vean (Juan 1:38-51)


Debemos entender que obstante que somos llamados a venir a El, por el puro afecto de su voluntad Efesios 1:5, es imprescindible que lo hagamos con un corazón contrito y humillado,para que podamos ver cielos abiertos para nosotros.

Ver 38
Jesús se vuelve para atender las necesidades de quienes le siguen por el motivo correcto. La frase “viendo que le seguían”, está enfocada a ayudarnos a entender que Jesús conoce las intenciones del corazón (Jn 2:23-25).

Sin embargo les pregunta “¿que buscáis?”, con el propósito de ayudarles a confesar la verdadera necesidad de su corazón.

La pregunta “¿dónde moras?”, que hacen los discípulos denota una necesidad personal de Cristo mismo, la fuente de la misericordia, de la gracia, de la justicia, de la paz, del gozo, cosas eternas que son sin duda la necesidad primaria del hombre.

Ver 39
“Venir”

Significa presentarnos en nuestra condición de pobreza espiritual delante de Dios, con disposición para recibir de El, el oportuno socorro para nuestras vidas (Jn 6:37).

“Ved” (Jn 6:69)
Como podemos observar en este versículo la comprobación del poder de Dios operando en nuestras vidas, vendrá como resultado, de nuestra fe en el Hijo de Dios.

Solo habilitados por la voluntad de Dios, manifestada en esta invitación “Ven y Ved”, es que el hombre tiene la oportunidad de responder para completar el círculo de la salvación, que es un balance entre la Voluntad de Dios que activa la voluntad del hombre.

Vers 40-42
Andrés el ganador de almas (Pr 11:30)
Mencionado en tres ocasiones en el evangelio de Juan (Jn 1:40, Jn 6:8, Jn 12:22), este inspirador apóstol, nos enseña a través de su ejemplo, a llevar a la gente a Jesús.

Enfocado primero en su familia, representada en Pedro, sin una gran disertación ni ambigüedades, señala claramente a Jesús como aquel Mesías de quien hablaban la ley y los profetas.

Notemos que antes de que Andrés trajera a Pedro frente a Jesús, el Señor ya sabía perfectamente quien era Pedro de donde venía y aún el cumplimiento de su propósito por lo cual lo llama anticipadamente “Cefas”. Lo anterior apunta claramente a la omnisciencia y soberanía de Cristo a través de la cual Dios nos conoce y nos elige desde antes de que aún nosotros podamos pensar en El, para llamarnos a ser hijos suyos por el puro afecto de su voluntad (Ef 1:5)

Vers 43-44
Jesús “quiere”
Jesús nos “busca”
Jesús nos invita a “seguirle”.
Sea en todo el Señor glorificado.

Ver 45-51
Una vez mas nos damos cuenta que cuando el Señor ha preparado el corazón de una persona para conocer la verdad, ésta no necesitará de grandes argumentos científicos, geográficos, etc., sino una simple invitación para tener un encuentro personal ,con aquel de quien escribieron la ley y los profetas, a Jesús. “¿de Nazareth puede salir algo bueno?”

Jesús nunca reprocha nuestro interés en los detalles acerca de su propósito para nuestras vidas, siempre y cuando los motivos por los cuales le busquemos sean los correctos. Su misericordia, su gracia, su perdón, reconciliación, paz, gozo (Gal 5:22).


“he aquí un israelita en el cual no hay engaño”.

Nuevamente Jesús le hace saber a Natanael, que aun antes de que Felipe lo llamara, Jesús no solo conocía su posición geográfica debajo de la higuera, sino también su corazón, que tenía motivos correctos, en la búsqueda de su propósito espiritual.

Natanael tampoco necesita de muchos argumentos. El solo se dio la oportunidad de reconocer el vacío de su alma, y se presentó delante de Jesús, al que reconoció con facilidad como el Hijo de Dios, y el Rey de Israel, al hacer contacto el omnisciente amor de Dios que le dice “te ví” y el honesto reconocimiento de su pobre condición espiritual.

Como resultado de su obediencia sencilla (fe) al reconocimiento de la identidad de Jesús, el Señor usa la frase de frases expresada en la biblia solo por El, para hacer una promesa inquebrantable, ‘de cierto, de cierto te digo,” ahora tendrás acceso al reino de los cielos, a través del pacto en mi sangre que lleva a los hombres como a través de una escalera a la misma presencia del Padre, y aún los mismos ángeles te servirán.


Bendiciones


Enrique

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